Redes sociales, herramienta de libertad o presión
- Sara Valeria Jaimes Becerra
- hace 24 horas
- 2 Min. de lectura
Análisis sobre el uso e impacto de las redes sociales en la vida del individuo y la comunidad. Dos caras de un dado con miles de estas- y capas.
Las redes sociales nos ofrecen un espacio para expresarnos, compartir ideas, mostrar nuestro arte, opinar sobre temas importantes y hasta denunciar injusticias. Son, al menos en apariencia, una plataforma de libertad. Pero, ¿qué tan libres somos realmente en estos espacios?
Vivimos en una era donde lo que publicamos en Instagram, TikTok o X puede definir la forma en que otros nos ven. Nos volvemos expertos en ocultarnos tras filtros, en decir lo correcto, en seguir tendencias. Muchas veces, lo que compartimos no refleja siquiera lo que sentimos, sino lo que creemos que “debemos” mostrar. Y ahí es donde esa libertad se convierte en una presión constante y muchas veces silenciosa.
Muchas personas sienten que si no están al día con lo viral, si no publican su “mejor versión” de sí mismas o si no reciben suficientes “likes”, algo anda mal con ellos. Las redes sociales se vuelven un espejo distorsionado. que nos hace compararnos con vidas que tal vez ni siquiera son reales. La constante exposición a vidas aparentemente perfectas puede provocar comparaciones dañinas y afectar la autoestima. Además, la presión por obtener "likes" y seguidores puede llevar a las personas a mostrar una versión idealizada de sí mismas, alejándose de su verdadera identidad.
Por ejemplo, la influencer Ashley Shim, desató una polémica al afirmar que las mujeres con uñas cortas son más seguras de sí mismas. Este comentario, aunque pueda parecer un comentario trivial, provocó debates intensos sobre estándares de belleza y autoestima en plataformas como TikTok.
Sin embargo, no todo es negativo. Las redes también han sido clave para visibilizar causas
sociales, crear comunidades de apoyo y fomentar la creatividad. Estudiantes, artistas, activistas y personas comunes han encontrado allí una voz, una audiencia y, a veces, un propósito.
Por ejemplo, el movimiento #BlackLivesMatter surgió en 2013 en respuesta a la violencia
policial y la injusticia racial contra la comunidad afroamericana. A través de plataformas como Twitter, el movimiento logró generar una amplia cobertura mediática, movilizar manifestaciones masivas y presionar a los líderes políticos para que abordaran el problema del racismo sistémico.
En América Latina, el movimiento #NiUnaMenos en Argentina, convocado a través de redes
sociales, logró reunir a miles de personas en marchas multitudinarias en todo el país, exigiendo políticas públicas para combatir la violencia de género.
Estos ejemplos demuestran cómo las redes sociales pueden ser herramientas útiles y poderosas para la libertad de expresión y la movilización ciudadana.
La verdadera pregunta no es si las redes sociales son buenas o malas, sino cómo las estamos usando. ¿Estamos siendo nosotros mismos o se está interpretando un papel para agradar? ¿Nos sentimos más libres o más vigilados?
Al final, las redes sociales son una herramienta. Y como toda herramienta, su impacto depende de quién la usa y para qué la usa. Pueden promover libertad de expresión y la participación ciudadana en conjunto. Aunque también pueden generar presión social y afectar la autenticidad del individuo. Sin embargo, estas son solo algunas caras de las redes sociales.
La clave está en el uso consciente y crítico de estas plataformas, fomentando espacios de diálogo respetuoso y promoviendo la autenticidad sobre la apariencia.
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