La teoría de género y la constante negación a lo natural
- Sara Fitzgerald
- 3 sept 2024
- 5 Min. de lectura
En la actualidad nos hemos encontrado con todo tipo de estudios, investigaciones, formas sociales, culturales y de otro tipo, nos hemos acostumbrado a ver que todo es normal y que en base a los cambios sociales y de pensamiento debemos aceptar todo como si nada, nada como si fuese todo y es así como hemos llegado a la famosa “Teoría del Género”. Esta teoría dice que hombres y mujeres, macho y hembra, como vos quieras decirle, son exactamente iguales y que no hay diferencia biológica entre ambos, y que todos son exactamente iguales, excluyendo por supuestos las partes morfológicas que en realidad sí diferencian, pero que dentro de este campo no cuenta. La teoría defiende que al ser todos iguales en biología, lo que nos diferencia es la parte cultural y social, es decir, el medio que te rodea, y ese medio es el que determina lo que es la persona. Para ser más directos, la teoría del género te dice
“No me importa si biológicamente eres hombre o mujer (sexo), tu quieres ser lo que quieras ser y tener el enfoque sexual como vos lo desees y eso es lo que te va a definir (género)”
Ahora no quiero que se me considere como retrógrada moralista, porque no, no lo soy, hoy quiero hablar realmente de la negación constante a la que nos lleva este pensamiento, porque gracias a esto estamos dejando de celebrar lo que nos hace únicos, nos estamos alejando de un progreso para entendernos mejor y estamos simplemente tapando con curitas, el gran problema de la desigualdad.

Nancy Huston, explica a través de su libro “Reflejos en el ojo de un hombre”, el mal que ha causado la teoría del género en el pensamiento de la mujer, y en la hipersexualización de nuestra actual sociedad. Con la teoría del género y el feminismo mal enfocado, hemos separado totalmente temas como erotismo y concepción, coqueteo y embarazo, y sí, si bien en la actualidad el ideal de muchos no es precisamente tener hijos, el cuerpo de hombres y mujeres tiene diferencias notables que forman parte directa con los procesos de concepción, nos hemos alejado de la naturaleza y lo hemos tenido que pagar muy caro.
Algo que realmente me llama la atención hoy día es que se satanice tanto la mirada del hombre sobre la mujer, la gente considera que esto se trata de morbo o de una falta de respeto, pero vamos a colocarlo así, el hombre a diferencia de los pájaros y otros animales, no es el que se encarga de atraer la atención de las hembras, hemos evolucionado en sociedad para que el coqueteo sea tarea de la mujer, ella es la que se arregla para llamar la atención del macho, y es que realmente esto no está mal, las mujeres disfrutan ser miradas y más qué eso la mujer es menos visual que el hombre, la mujer se mira al espejo en tercera persona y su situación con el espejo es estresante, desde la pubertad hasta la adolescencia y el resto de su vida se empieza una lucha entre lo que ven los demás en ella. La mujer a medida que crece encuentra que su belleza es un medio para llamar la vista de los hombres, y este tipo de miradas nos llevan a la curiosidad de pensar que le parecemos atractivas a alguien, con el tiempo se vuelve molesto, sí, pero para una mujer que está en constante crítica con su cuerpo, la mirada de un hombre se vuelve un tipo de reconciliación momentánea con el espejo.
Es difícil decir que no hay diferencias entre los sexos, cuando hay comportamientos claves y repetitivos en cada uno, por ejemplo, el hecho de que a los hombres se les perdone con más facilidad una infidelidad y por lo general estas se vean sin importancia es debido a que es algo de las más antiguas civilizaciones, el hombre busca, mira y escoge a mujeres jóvenes y fértiles, aptas para poder extender su linaje, así que el comportamiento instintivo sigue arraigado, mientras que en la actualidad la infidelidad de una mujer se sataniza a más no poder, esto nuevamente viene desde la antigüedad, el hombre no está tan implicado en el proceso de concepción, la mujer está completamente segura de que el bebé que lleva en su vientre es de ella, mientras que el hombre no puede tener la misma seguridad, por ende, el hombre necesitaba que su mujer fuese exclusiva con él, hoy día pasa lo mismo, por costumbre una infidelidad de una mujer se ve exageradamente peor porque hiere el orgullo y el ego del hombre. A la vez Nancy Huston explica que hay comportamientos arraigados a cada sexo, que el hombre por lo general se vuelva agresivo o violento con la mujer, es porque aún en el instinto, el hombre tiene cierta envidia a no tener tanta participación en el proceso de concepción, el hombre no le gusta ver que sus compañeros tengan que depender plenamente de una mujer en sus primeros años, y aunque actualmente nos valen estás cosas, el instinto sigue guardando una envidia que ellos mismos no entienden. Estos son comportamientos que nos hacen diferentes el uno del otro.

Negamos los comportamientos de la mujer y del hombre, negamos que tenemos estructuras internas que nos hacen diferentes, gracias a esta constante negación, la maternidad se ha visto totalmente ignorada, nuevamente está bien si no quieres tener hijos, pero las mujeres que quieren ser madres son ignoradas por completo en sociedad, nos hemos forjado la idea de que como coqueteo y concepción no es lo mismo, entonces el embarazo es solo un contratiempo que se arregla rápidamente y que no es para tanto, negamos la maternidad, seguimos negando el oficio de las madres y se colocan estándares de vida ideal inalcanzables. Al igual que al no tener diferencia entre sexos, estamos negando completamente el necesario estudio médico sobre el cuerpo de la mujer, somos muchas las mujeres que seguimos sin saber cómo funciona realmente nuestro cuerpo, no entendemos bien todo el espectro que lleva la menstruación y el embarazo, el machismo de por sí nos hizo difícil esto, y la teoría del género puede ser otra causa de tropiezo en busca de conocer bien nuestros cuerpos. A la vez la teoría del género ha querido poner en práctica que sea prohibido prohibir, nuestra sociedad niega rotundamente la diferencia entre sexos, pero a la vez se llena de hipocresía ya que mediante la industria de la belleza y del contenido audiovisual sexual, nada más sigue separando la gran brecha entre los sexos. Ahora bien debo aclarar que cada quién es dueño de sus decisiones, pero que es muy importante dejar de negar las diferencias innatas de hombres y mujeres, ya que influyen significativamente en nuestras vidas.

La sociedad destroza, redibuja, decora, mutila, cubre, tapa, exhibe y decora a su gusto el cuerpo estéril de la mujer y es muy difícil pretender o decir que la mujer no vive a diario con la propaganda de la que se encarga nuestra sociedad, que simplemente nos convierte a todas en reflejos en el ojo del hombre, la sociedad se encarga de que no celebremos las diferencias que nos hacen únicos, que neguemos nuestros cuerpos y que a la vez seamos víctimas de la hipocresía moral que se exacerba con el consumismo, y así ignoremos a mujeres, niños y hombres que están viviendo en situaciones deplorables. La teoría del género es una constante negación a la naturaleza humana.
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