El origen del hallowen
- Ana Sofía Marentes Hernández
- 2 oct 2024
- 3 Min. de lectura

Para muchos de nosotros se acerca el fin de año, comenzamos vacaciones o esperamos las nuestras notas finales o el puntaje del ICFES. Mientras esperamos se acerca cada vez una festividad que muchos disfrutamos de pequeños o incluso ahora puede que la celebremos. Halloween o el día de brujas es una emblemática fiesta donde disfrutamos de comer dulces, disfrazarnos de personajes espeluznantes y ver películas de terror. Pero, ¿conocen qué fue lo que le dio origen? en este artículo voy a explicar un poco su historia
Para saber cómo comenzó esta celebración debemos remontarnos a aproximadamente 2000 años en el pasado en las civilizaciones celtas los cuales en su calendario celebraban 4 festivales, cada uno marcando los cambios de estación:
Imbolc: Se celebra el 1 de febrero, marcando el cambio entre el invierno y la primavera del hemisferio norte, consagrado a la diosa celta Brigid, la cual entre otros dominios se le asociaba con la natalidad y el parto, asociándose con el renacer de la naturaleza.
Beltane: También conocido como el festival del fuego, se celebra el 1 de mayo, en el paso de la primavera al verano, en esta celebración se le rendía culto a la madre tierra, se pedía a los dioses la protección del ganado, las cosechas por medio de rituales con hogueras pues creían que el fuego era un elemento purificador.
Lugnasad: Festejado el 1 de agosto, da inicio a la maduración de las frutas de temporada, además de ser una fiesta consagrada al dios de las artes Lug, el cual se simbolizaba con el sol y el beneficio de su luz y calor sobre la tierra.
Samhain: Celebrado el 1 de noviembre, indica el comienzo del invierno, en esta fecha se creía que tanto muertos, espíritus y dioses salían del Sídh o Síde, (montañas o colinas encantadas donde se creía que residían estos seres) y recorrían el mundo mortal libremente por un breve periodo de tiempo. Adicionalmente esta fecha marcaba el comienzo de un nuevo año para los celtas.
Todas estas celebraciones se siguen conmemorando a nivel local en lugares como Edimburgo, sin embargo, la que nos interesa en este artículo, Samhain, ha sufrido varias modificaciones en el transcurso de la historia hasta llegar a lo que conocemos mundialmente en la actualidad.
Posteriormente el siglo VIII el papa Gregorio III, con el afán de cristianizar a los pueblos celtas instaurando en las fechas de Samhain los días de las vísperas de todos los santos (31 de octubre) y día de todos los santos (1 de noviembre) o All hallows eve en inglés, que luego se tornaría en “Halloween”.
Durante el siglo XIX, inmigrantes irlandeses se llevan consigo la tradición y la popularizan en América del norte con leyendas respecto a la celebración, la más conocida siendo la de Jack O´lantern, en la cual se hace presente las icónicas linternas de calabaza, que originalmente era un farol hecho de nabo que contenía en su interior una braza eterna que le entregó el diablo.
Respecto a la costumbre de utilizar disfraces y entregar caramelos, algo tan característico para esta fecha, existen dos posibles versiones. La primera, remontándose a las tradiciones celtas, donde se usaban pieles de animales y máscaras para confundir a los espíritus malignos y no les hicieran daño, además de ofrendar los dulces y comida a modo de sacrificio. La segunda versión, dice que los disfraces están relacionados con los trajes de ángeles y santos que se usaban para las procesiones religiosas del día de todos los santos.
Sin embargo no fue hasta la década de 1920, en donde esta fiesta tomó popularidad en Estados Unidos gracias al desfile de Halloween que se realizó en Minnesota y varias compañías aprovecharon su popularidad para manufacturar y vender disfraces.
Finalmente, la globalización del Halloween se dio durante los años 70 y 80 gracias a clásicos del cine de terror estadounidense que tomaban lugar el 31 de octubre para dar una ambientación más terrorífica. Películas que se han quedado en la cultura popular como “Halloween” (1978) de Jhon Carpenter o “La noche de los demonios” (1988) de Kevin S. Tenney.
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